La montaña rusa de Juslibol

Es real. Está ahí. La montaña rusa de Juslibol existe y por fin me he decidido a romper el silencio. Durante dos años, la ruta del bus universitario se fusionaba los viernes en un solo recorrido larguísimo que se desviada poco después de la rotonda de la MAZ para hacer una primera parada en el Campus Río Ebro (ya que no solo de CPS se vive en la margen izquierda). El enlace de la A-23 con la entrada norte a dicho campus se hace por la actual calle de Vicente Cazcarra Cremalle; más que una calle, es una camino asfaltado muy mal empedrado y peraltado con un enorme cambio de rasante.

La montaña rusa de Juslibol fue declarada recientemente Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón para evitar que nadie puediera rebajar su desnivel.

Dicho cambio de rasante es conocido popularmente como la montaña rusa de Juslibol (que en realidad es una triple mentira porque ni es montaña, ni es rusa, ni está en el término municipal de Juslibol). Los conductores y ciclistas al principio detestaban que este camino tuviera en medio una montaña rusa, pero con el paso del tiempo todos se acostumbraron. Ante los rumores de que toda la Universidad de Zaragoza se trasladaría a un gran campus en la margen izquierda y que por tanto habría que retocar todo el área, se formó la Plataforma en defensa de la Montaña Rusa de Juslibol, que consiguió ejercer la presión suficiente para que el consistorio municipal se lo pensase dos veces.

Hoy en día, la montaña rusa de Juslibol es icono del desarrollo sostenible, las eco-infraestructuras, la convivencia entre diseño y funcionalidad, la diversión y el respeto hacia los derechos de las minorías. Decir lo contrario es faltar a la verdad.