17 ago 2009

El panadero de Almansa I (H-4)

Desde 1994, Hilario no salía de su casa entre el 8 y el 16 de agosto salvo que fuera estrictamente necesario. Aquel año había tenido una mala experiencia laurentina y desde entonces las fiestas de San Lorenzo estaban vetadas para él. El día 8 bajaba a hacer acopio de todo lo que fuera a necesitar, cenaba en casa de su hermana y a la vuelta, cerraba con llave y la guardaba en el cajón durante toda la semana, suspirando por no tener que usarla. Este año, como novedad, puso Aragón Televisión varios días por la curiosidad de volver a ver la ciudad en fiestas, pero siempre terminaba tirando algo contra la pantalla cuando veía a Nuria Garcés; no podía evitarlo.

Así pues, pasada la semana de enclaustramiento, el señor Hojarasca bajó como de costumbre al bar El Antonio Manuel para su dosis de zumo de naranja industrial. Normalmente se tomaba un cortado, pero hizo mal los cálculos y se quedó sin zumo; siendo domingo poslaurentis todas las tiendas estaban cerradas y no tuvo más remedio que tomárselo en el bar.

- Algún día esto terminará con tu salud, Hilario -dijo el Antonio Manuel con su particular gracejo extremeño.
- Me dijeron que, en concreto, esta marca que vendes tú es cancerígena -contestó H- pero, ¡coño! está tan buena...
- Diga usted que sí -un hombre calvo de mediana edad sentado en la barra se unió a la conversación-, no debemos privarnos de nada. Cualquier día los pakistaníes nos tiran una bomba y entonces, ¿de qué habrán servido tantas precauciones?

Un espeso silencio rodeó la escena durante unos segundos. El señor Hojarasca y el Antonio Manuel no estaban acostumbrados a incluir extraños en sus conversaciones, pero después de una semana de encierro, H sintió la llamada de la sociabilidad.
- Pues usted sí que parece cuidarse, está bebiendo una botella de agua mineral -dijo H al calvo desconocido.
- Bueno, es que esto es ya por costumbre; gages del oficio se podría decir -se acabó la botella de un trago y pidió otra de litro al Antonio Manuel.
- ¿En qué trabaja? -preguntó H.
- Soy panadero -al decir esto, el señor Hojarasca dibujó una mueca de sorpresa y curiosidad.
- Pues disculpe que diga esto pero yo conozco a todos los panaderos de esta ciudad -H se volvió al Antonio Manuel quien hizo un gesto afirmativo al calvo- y es la primera vez que lo veo.
- Ah, es que no soy de aquí. He venido para las fiestas. Desde que las declararon de interés turístico nacional he tenido ganas de acercarme.
- Y ¿de dónde es usted? -preguntó el Antonio Manuel.
- De Almansa.
- ¿Alicante? -preguntaron a la vez el señor Hojarasca y el Antonio Manuel.
- No, Albacete; la gente siempre se confunde.

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